-¿Pero qué te pasa?¿No era esto lo que querías?¿No era lo que necesitabas para ser feliz?¿Por qué no lo eres entonces?¿Por qué tienes que torturarte siempre? +Al fin y al cabo esto no entraba en los planes, nunca se nos fue de las manos así, no era parte del plan. -Todo muy cierto, ¿y qué más da? Mejor que mejor, ¿qué más quieres? +Quiero no sentirme así, tan desconfiada. No soy capaz de creer lo que pasa, ni siquiera estoy segura de lo que siento... Es cierto, luego lo veo y toda duda (o casi) que pueda haber se desvanece, pero mientras tanto es una lucha continua entre la razón y el deseo, la rutina, lo cotidiano. Lo echo de menos. -Sabes que todo tiene arreglo. +¿Y qué gano yo aparte de unas cuantas semanas llenas de lágrimas? -Eso lo sabes tú mejor que nadie. +No, él me quiere, no voy a hacerle eso, no quiero hacerlo, le quiero. -Juras que te quiere pero desconfías, dices que lo quieres pero dudas de tus sentimientos... ¿Sabes?, yo creo que las personas demuestran realmente