Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2017

Inicios y no inicios

Un mes. El mes más intenso de mi vida. Hemos empezado el curso. He aprobado derecho. Hemos dado pocas clases. Hemos quedado. Hemos ido a la playa, a comer, a beber, a merendar... y de mientras todo pasaba, yo me preguntaba cómo demonios lo había hecho para estar ahí. Cuál es el dios que se ha compadecido de mí y ha decidido que entre tanta pena me merecía ser feliz gracias a ellos. Pero aquello no podía durar. Nunca pude confiarme. Y, una vez más, me di de bruces contra el suelo y fui consciente de que lo había estropeado todo. De nuevo. Así que, un día más, me encuentro en un limbo de sentimientos intentando descubrir qué puedo hacer para que no me pase esto otra vez, y la única respuesta con sentido que encuentro es que deje de ser yo. Está complicada la cosa.

Break

Necesito un descanso. Unas vacaciones. Alejarme. No es sino curioso que un incidente tan nimio como el que ha ocurrido haya acarreado tales consecuencias, lo que viene siendo todo un desastre emocional. Y lo peor de todo es que nadie va a entenderlo. Nadie lo entiende. Intento explicarlo y me miran con esos ojos a medio camino entre la condescendencia y la lástima. Me duele el brazo al escribir del mordisco que me diste anoche. Me gusta que me duela. Lo que yo diga, desastre emocional. No sé cómo voy a acabar después de haber tomado esta estúpida decisión de cerrarme (aún más). Quizás termine destrozada. Es posible. Quizás me encuentre a mí misma. Improbable. Probablemente me retire antes de empezar. Pero por ahora, como tantas otras veces, estoy convencida de que es la mejor decisión de mi vida.
¿Por qué te tengo miedo? ¿Por qué hoy no puedo pensar con claridad? Quizás sea la ingente cantidad de agua salada que he bebido en estos últimos dos días. Pero ¿por qué me da un vuelco el corazón al pensar en leer lo que sea que quieres decirme? Hoy no es mi día. Llevo toda la tarde escuchando canciones tristes y yendo de triste por la vida y siguiendo un estúpido juego que no significa nada. ¿Por qué, entonces, me dan miedo las consecuencias que éste pueda acarrear? El uno entre paréntesis sigue ahí y yo no quiero abrir la pestaña. Espero que nunca vuelvas a leer este blog, aquí no pasan cosas buenas. Espero que no estés leyendo esto, sería darle importancia. NO. No me digas nada, no me leas, no sigas, no me sigas el juego, siempre termino haciendo esto, no puedo hacerlo más. No.

Dejémoslo estar

Me dijiste que era guapa. Me dijiste que era inteligente. Me dijiste que me querías. Repetidas veces. Pero yo no te creí. En ningún momento te creí, y quizás ese fuera el problema. Ahora me sigues el juego, me dices que te perdone, no entiendes qué has hecho. Y realmente no hiciste nada. Solo te apartaste cuando quise un mínimo de contacto. El problema vino después, cuando intentaste arreglar algo sin entenderlo. Y yo solo quiero creerte. Quiero que me digas algo bonito y poder creer que lo dices de verdad, no solo como una vulgar disculpa que no sientes porque sigues sin entender. No, quizás sea mejor así. Podría hacerte daño.