Donde duerme Totoro

We could have had it all

¡Qué paren el tiempo y el mundo para el resto de la eternidad, yo muero ahora... y feliz!

-¿Crees en el amor a primera vista?- me preguntó alguien en un momento indeterminado. -No, para nada, pero por el contrario, sí creo en el odio a primera vista. Tú puedes ver a alguien y decir con solo mirarle "odio a tal persona" pero no puedes decir "quiero a tal persona", como mucho "quiero liarme/besarme/follarme a tal persona". El amor es algo mucho más complicado. Odiar es fácil, querer no tanto. Odiar acarrea sus consecuencias, querer también pero... ¿y si por una vez fuera la persona correcta?¿Y si estuvieras predestinado a odiar o amar a alguien que de repente encuentras? No, esas cosas no se saben al instante, en su mayoría ni siquiera se consiguen encontrar, así que mejor disfrutar con lo que se tiene y vivir en la (en su mayoría) ficción de querer a una persona con todo tu ser, y en el caso del odio, haciendo planes malvados para matarle y hacerte con todo su dinero. O también puedes hacer cualquier otra cosa más gratificante, es tu decisión

Veintiséis. Hoy es 26. Qué de cosas pasan los 26, algunas buenas, algunas malas, pero todas... interesantes, por decirlo de alguna forma, la cosa es, que de alguna manera, los veintiséis son especiales, al menos para mí.

-Aparte de lo guapa que eres, tu personalidad me enamora- dijo él. Y ella sin entender ni una palabra, sabiendo que lo suyo no era la autoestima, no entendía a qué venía todo eso, ni mucho menos qué podía significar. ¿Entonces la quería, o era simplemente otra broma estúpida? Quién lo supiera, el caso es que no podía quedarse, tenía que ponerse a ver perdidos y a recapacitar sobre lo que acababa de leer, a lo cual su insignificante cerebro no conseguía unirle una explicación lógica.

Deberías volver. Necesito verte, tener un punto de referencia en este mundo consumido por el caos, y sé que eres el único que podría imponer algo de normalidad en mi vida, pero estás tan lejos... que a veces me pregunto si de vez en cuando piensas en nosotros... o en mí. Si vieras cómo ha cambiado todo, me gustaría ver tu cara, pero me da la impresión de que no podré volver a hacerlo.

Era mucho lo que Buttercup amaba a su Westley. Fue por eso que la muerte de Westley la golpeó del modo en que lo hizo [...]. Permaneció en su alcoba muchos días [...]. Cuando por fin salió, tenía los ojos secos, nunca había tenido un aspecto tan radiante. Cuando se había encerrado en su alcoba era una muchacha increíblemente hermosa. La mujer que salió de esa misma alcoba era un poco más delgada, mucho más sabia e infinitamente más triste. Ésta comprendía la naturaleza del dolor, y debajo de la gloria de sus facciones, se entreveían el carácter y la sabiduría que otorga el sufrimiento. Tenía entonces dieciocho años. Era la mujer más hermosa que existiera en cien años. A ella parecía no importarle. -¿Te encuentras bien? -le preguntó su madre. Buttercup bebió el chocolate a sorbos. -Muy bien -repuso. -¿Estás segura? -inquirió su padre. -Sí -replicó Buttercup. Siguió una larguísima pausa-. Pero no debo volver a amar nunca. No volvió a hacerlo.

Yo, como amigo/a (táchese lo que no proceda) de Lucía Díaz, declaro que bajo mi autorización, la alumna puede cambiar de instituto para cursar cuarto de E.S.O. en el Juan de Mairena el año que viene con mi consentimiento y satisfacción. Sevilla, a 22 de julio de 2011 Fdo.

Y quien tenga un amor que lo cuide y que mantenga la ilusión porque la vida es un sueño... y los sueños, sueños son.

Perdona, es que antes me ha dado corte y no te lo he dicho, pero... ¿te harías una foto conmigo? No era tan difícil, pero claro, tenía que morirme de vergüenza por el hecho de mirar a los ojos a Ariel Rot, si casi nadie de mi edad sabe siquiera quién demonios es. Pues ahí estaba yo, viendo cómo me firmaba la camiseta recién comprada y deseando poder decirle lo mucho que me había gustado el concierto. Terminó y sólo pude agachar la cabeza y decir muchas gracias con un finísimo hilo de voz. ¿Pero a quién se le ocurre? Estaba allí, la cámara estaba allí, todo estaba donde tenía que estar... Asco de adolescencia, que te hace acongojarte en los peores momentos.

Escribe. Y no me eches la bronca.

Debería escribir... No, demasiado esfuerzo.

-Bueno, ¿qué?¿Escribimos la mejor entrada nunca escrita? -Venga, escribamos la mejor entrada nunca escrita. -¿Y luego yo que he dicho? -Pon "venga, también dijo" -Sí, la mujer aquella... es lo que yo he dicho. Y muchas risas, muchas muchas risas. Por primera vez in the life, el amigo invisible con lentillas de gato amarillas se quedó en mi casa a dormir (siiiiii)(yo te entiendo)(digo con lo del instituto)... después de tantos años, tanto sufrimiento y tantas comidas guardadas no vaya a ser que pongan una bomba atómica, se quedó, y aquí está diciendo cosas absurdas con su boca invisible. -Venga, ahora otro diálogo. -¿Cuándo vamos a poner la bomba atómica? -Ammm cua... cuando reunamos a toda la gente queeee... -Ay, a Lautaro ya lo tenemos allí. -Ya sabemos, rumbo a Argentina y después a Cuba. -¿A Cuba por qué? -No sé, porque me gusta Cuba. -Y luego a California. -Pa ver si está Esperanza. -Ahí etamo. -Y luego a Brodway. -No que eso es muy caro. -Illa, esto

Para haceros una idea de lo que voy a ir a escuchar el viernes, no es que sea de las mejores que tiene ni tampoco de las más movidas, pero sin duda es mi preferida, ya que tiene una gran carga sentimental para mí (es de las primeras canciones que recuerdo haber escuchado) y... no sé, simplemente quiero que la escuchéis, haceros partícipes de una de las canciones de mi infancia junto a las barricadas, Miliki y la vaquita de Martín.

Una por el blog, otro por mensajes, pero todos diciendo lo mismo, sin intentar siquiera entenderme. Que sí, que vale, que parezco un disco rallado pero es que parece que no os entra en la cabeza. ¿Qué tiene que ver que estemos en institutos diferentes para que no podamos quedar? Os habéis convencido de que la gente de allí va a ser muchísimo mejor que vosotros y desde el primer día me van a caer genial. Es cierto, quedaré con ellos, haré amigos, es normal, ¿y qué? Decidme, ¿qué demonios va a pasar porque tenga amigos nuevos? Sinceramente, yo no lo entiendo, es más, no creo que sea un problema en absoluto, no pienso cerrarme y deciros "no, nunca dejaré que los conozcáis, son mis amigos y sólo míos" con voz de machote alterado, más bien lo contrario, si les caigo yo bien, ¿por qué no les vais a caer bien vosotros a ellos? Son tan sólo prejuicios, os dan miedo los cambios (y yo no soy la más indicada para hablar de ello ya que los odio a muerte) y no queréis aceptar que no es ta

En un principio tenía pensado dejar las sorpresas para septiembre, o incluso que lo descubriérais vosotros mismos pero no es justo que unos lo sepan y otros no, así que al menos para los que leen el blog que se enteren de una vez de la verdad y todo lo que ello pueda acarrearme en lo que a su amistad se refiere. De todas formas, ¿no lo sabéis ya?¿Tan complicado es? Sólo decir que lo siento, sobre todo por ciertas personas que pusieron y para mi sorpresa siguen poniendo todo su empeño en que cambie mi decisión (sí, esa que me tuvo una tarde diciendo "sí... no, espera, no sé... no, bueno, no sé..."), pero realmente da igual, por dios, sigo viviendo en Triana, sigo estando al lado del Altozano, sigo teniendo una terraza a la que estaréis invitados de por vida. No toméis como referencia lo demás, soy diferente y lo sabéis. Entonces, ¿qué más queréis? Nada va a cambiar porque no estemos en la misma clase, porque no tengamos que aguantar juntos a los gritos de Josefina o a la rel

¡Atención! Este vídeo contiene imágenes no recomendadas para personas menores de 18 años tales como: -Posturas inapropiadas para un concierto (¿quién demonios ha visto a tanta gente de rodillas?). -La chica más feliz del auditorio pidiendo que no la graben. -Dos desconocidos algo conocidos haciendo el loco. Si aún queréis seguir viéndolo, no os voy a privar del mal rato...