Por lo que nunca será

Aquí estamos, prácticamente como el primer día. Es curiosa la forma que adoptan las cosas en... ¿tres años? Cómo puede cambiar todo por una simple decisión, cómo ves pasar amigos a tu lado que ya no lo son, cómo eres capaz de reconciliarte con las personas que más daño te han hecho, y sin embargo no eres capaz de mirar a los ojos a aquellos que en su momento lo fueron todo para ti.

Ya me tocaba mi dosis de nostalgia, últimamente se acentúa más y me siento peor. Esa confianza que medíamos en "Migueles", esos besos en el callejón y con un chaquetón rosa fosforito reflejándose al final de él, todas las tardes llorando en la azotea escuchando canciones que no eran ni mucho menos para llorar... bueno, éso no lo echo de menos, pero sí el porqué de esas lágrimas, el porqué lloraba por una persona que era feliz sin mí. Me torturaba aceptando que era lo mejor, me hacía daño yendo a verlo desde la lejanía a la salida del instituto, pero en cierto modo era mi forma de vida, lo que necesitaba para saber que el tiempo seguía pasando. Ahora, los pocos años que han pasado se me antojan a momentos décadas y a momentos semanas. Pensaría que fue el mes pasado de no ser por los pocos recuerdos que conservo de él, ni su aroma, ni prácticamente su forma de hablar. Pero sí recuerdo el último beso y también el primero, recuerdo su mano aferrada a la mía y como cada vez que acabábamos una conversación, me decía que me quería. Y por supuesto, también recuerdo la primera vez que me lo dijo de verdad... y lo inmensamente feliz que fui. Recuerdos... no son más que eso, imágenes almacenadas de por vida en el cerebro, de lo que nos acordaremos cuando tengamos alzhéimer y no podamos reconocer a la persona que esté a nuestro lado.

Recuerdos bonitos, que por estúpido que sea de vez en cuando siguen haciéndome llorar, ya más que nada por costumbre. Llorar por lo que no pudo llegar a ser, por los sentimientos enterrados pero nunca muertos, llorar por lo que no es.

Comentarios