Ya no eres más que un recuerdo

Llevo dos días soñando lo mismo. Tú y yo, reconciliándonos. ¿No es de lo más irónico, teniendo en cuenta que no tenemos nada que perdonarnos? Bueno, puede que tú sí tengas que perdonarme por haberme marchado, pero me dijiste que cambiaría y fuiste tú el que cambió. Supongo que era lo que querías, no que yo fuera tu amiga.
Entonces resuenan en mi cabeza tus palabras, contigo me lo paso mejor que con cualquier tío, y yo me sentí la chica más especial del mundo porque tenía la relación más especial del mundo con quien yo creía la persona más amable, sincera y divertida del mundo... Hasta que él llegó. Ahora sólo puedo echarte de menos y preguntarme si algún día pensarás en mí, si recuerdas nuestras tardes jugando al guitar hero, si aún deseas el restaurante que entre los dos sacaríamos adelante. Supongo que no, es demasiado pedir, por eso me conformo con soñar contigo y un idílico y algo incómodo reencuentro, en el que te abrazo con todo mi corazón y pese a estar bastante confuso, me correspondes el abrazo, esos abrazos que sólo tú sabías dar.

Te quiero, te echo de menos, ojalá fueras el de antes, pero sé que las personas cambian y que no puedo hacer nada por evitarlo, y si tú no quieres saber nada de mí, tan sólo puedo asumirlo y sufrir en silencio.

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