La calle

Camina sola por una calle aparentemente corta, pero a ella se le antoja larguísima. A los lados, escaparates infinitos, unos con fotos; otros, con vídeos en VHS y otros con música. Anda por el centro de la calle (peatonal) y todas las voces de los vídeos y las canciones parecen colapsar las unas con las otras, sin poder distinguir nada concreto. Pero ella se acerca a uno de los escaparates y ve un vídeo con un gramófono que reproduce con total nitidez River flows in you a la vez que todo el ruido de fondo desaparece. El vídeo se proyecta en una tele antigua de tubo y tan sólo se ve el aula de música con un montón de chicos tocando y una chica entre todos ellos sin hacer ruido.

Se asusta y corre por la inmensa calle, se suceden decenas de fragmentos de canciones y voces familiares a su paso, hasta que se para en otro escaparate. No sabría decir qué le ha hecho parar en ése precisamente, pero se acerca y ve una foto con los bordes amarillentos de un cuarto con dos cojines, una mesa baja con dos vasos de té y dos personas. Una de ellas toca la guitarra. Aunque la mano del guitarrista no se mueve, la melodía que toca resuena por unos altavoces y la hacen estremecerse.

Mira de pasada todos y cada uno de los escaparates, comprendiendo, al fin, que se trata de una línea temporal. Avanza y deja atrás el estridente sonido de System of a Down calmado por la lluvia al lado de un hotel, el inmenso collage de fotos de Londres, la recopilación de gritos varios con Sum 41 de fondo... hasta llegar a una foto. Un paquete de cigarros, aunque no uno cualquiera. A su lado suena Alegría. Sonríe y sigue andando. Hay fotos de Roma, Venecia, Siena, Florencia y Pisa, mientras suenan Manel y Mika dándole un cierto toque alegre al que fue uno de los viajes más amargos.

Acelera el paso y se detiene en un gran escaparate con una pantalla plana que no cesa de poner escenas muy cortas de muchos momentos diferentes. Córdoba, Sevilla, Hinojales, Cádiz, la sierra. Son planos muy cortos, a veces sólo se ven los ojos o los sonrientes labios de alguien, y otras veces son paisajes maravillosos, tanto de mar como de montaña, o simplemente chicos asustándose delante de un ordenador. Se ven las estrellas y a una chica mirándolas. Cambia. Es una olla de espaguetis. Cambia. Muchos murciélagos volando por encima de tres cabezas. Cambia.
La música también se superpone: se oye cantar a Rosana su "a fuego lento" y de repente se escucha a The Offspring para cambiar poco después Alive.

La chica se marea, le duele demasiado el corazón y prácticamente no puede contener las lágrimas. Huye de nuevo y escucha Romeo and Juliet. Ve muchísimas fotos, cada vez más nuevas, amigos que antes estaban en todas las fotos ahora no aparecen en ninguna, se sustituyen por unos ojos azules que casi siempre están cerrados. Se asusta aún más, tiene tanto miedo que ya ni siquiera puede ver por dónde anda, por lo que se da de bruces contra una señal que le prohíbe el paso. "Obra en curso" y una oscuridad abrumadora es todo lo que puede avistar.

Se da media vuelta y mira el escaparate que está más cerca, pero no hay ninguna foto ni ningún vídeo, sólo muchas canciones que suenan a la vez sin poder distinguirse y un cartel con letra gótica que reza "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes".

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