Delirios de madrugada

Nunca he sabido si lees este blog. En estos tres años y medio de relación, la única conexión que ha habido fue cuando me dijiste que el enlace en mi tuiter estaba mal puesto. Ahí supuse que lo habías visto, pero nunca más lo supe. Tampoco me importaba, incluso prefería que no lo vieras, aquí nunca he escrito cosas de las que esté muy orgullosa.

Sin embargo, como era inevitable, aquí me hallo esperando que me leas y que seas consciente de todo lo que aquí digo. Es la una y media de la madrugada y me he levantado de la cama para escribir. Quería escribir sobre muchas cosas: el gran cabreo que sigo teniendo encima, las ganas que tengo de llorar cuando estoy sola, el calor que tengo, etc, etc. Pero solo puedo pensar en todas las películas que no vamos a ver. En cómo Spiderman ha pasado a ser una película post-nosotros. Vulgar, desde luego. Triste, también.

Y es que, indudablemente, nos quedamos a medias en muchos sentidos. Porque a mí aún me quedaban muchos restaurantes a los que llevarte, muchas camisetas que comprarte y muchas películas pendientes. Sigo esperando a que me convenzas de que el Starcraft es un buen juego. Joder, el Starcraft me ha hecho llorar, ¿no es patético?

Sé que no lees esto, sé que intentas seguir con tu vida y lo consigues, sé que no entiendes qué me pasa pero es que no puedo evitar que me duela cómo me trataste cuando me fui. No era culpa tuya, nunca lo es, pero ¡joder!, es inevitable y no estuvo bien.

Mañana intentaré pasar página de una vez por todas y se me romperá el corazón una y mil veces cada vez que entre por la puerta de mi habitación y tenga que encarar tantas fotos de felicidad absurda y suprema, pero por ahora voy a, simplemente, intentar dormir y no esperar una respuesta tuya.

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