Mamá
Todos tenemos una y cada una es diferente. Una persona que siempre está ahí para ser odiada por toda su descendencia directa, y que sin embargo puede escucharte hablar horas y horas de tus absurdos problemas que nadie consigue entender, porque realmente quiere ayudarte.
Pero claro, no todo el mundo confía en ella, probablemente porque no le ha hecho falta del todo. A mí me pasaba, podía ocuparme de mis problemas yo solita, sobre todo porque no tenía problemas, pero ahora, con tantas cosas como sólo yo sé tener en la cabeza, es la única persona en el mundo que sabe cómo imponer un poco de tranquilidad en el caos que estoy hecha.
También es verdad que existen varios tipos...
-La sobreprotectora: te acompaña a todo sitio al que vas, te llama mil cuatrocientas cincuenta y siete veces cada vez que sales para ver dónde estás... realmente lo hace por tu bien... esperemos.
-La dejada: ese tipo de persona que no le importa lo más mínimo donde estás. Puedes pasar toda la noche fuera que cuando llegues a casa lo máximo que te dirá será "¿qué tal te lo has pasado?". Cada uno será como quiera, pero realmente me parece un poco extraño que no le importe a que hora vuelves a casa.
-La tuya (porque ahora mismo ya no tengo más ganas de ponerme a pensar en más tipos): la más importante, la que no se puede etiquetar, cada una con sus pros y sus contras. La mía va con camisetas de Iron Maiden y de Batman, es republicana y le gustan los tebeos a más no poder. Hay otras que se dedican a discutir con sus hijos sobre castillos de la edad media, que fuman porros, que no quieren que sus hijas tengan novio hasta después de la universidad o que viven muy muy lejos de sus hijos... pero eso no quiere decir que los quieran menos.
Sé que muchas veces me pongo un poco demasiado borde, que debería hacer más caso y que más de una vez te he maldecido por lo bajo, pero no sé que hubiera sido de mí sin ti, sin esas noches llenas de cuentos de amores imposibles, de las tardes por el centro venga comprarme vestidos sin motivo, y sobre y por encima de todo... no sé que hubiera sido de mí sin tus lentejas/arma arrojadiza.
Pero claro, no todo el mundo confía en ella, probablemente porque no le ha hecho falta del todo. A mí me pasaba, podía ocuparme de mis problemas yo solita, sobre todo porque no tenía problemas, pero ahora, con tantas cosas como sólo yo sé tener en la cabeza, es la única persona en el mundo que sabe cómo imponer un poco de tranquilidad en el caos que estoy hecha.
También es verdad que existen varios tipos...
-La sobreprotectora: te acompaña a todo sitio al que vas, te llama mil cuatrocientas cincuenta y siete veces cada vez que sales para ver dónde estás... realmente lo hace por tu bien... esperemos.
-La dejada: ese tipo de persona que no le importa lo más mínimo donde estás. Puedes pasar toda la noche fuera que cuando llegues a casa lo máximo que te dirá será "¿qué tal te lo has pasado?". Cada uno será como quiera, pero realmente me parece un poco extraño que no le importe a que hora vuelves a casa.
-La tuya (porque ahora mismo ya no tengo más ganas de ponerme a pensar en más tipos): la más importante, la que no se puede etiquetar, cada una con sus pros y sus contras. La mía va con camisetas de Iron Maiden y de Batman, es republicana y le gustan los tebeos a más no poder. Hay otras que se dedican a discutir con sus hijos sobre castillos de la edad media, que fuman porros, que no quieren que sus hijas tengan novio hasta después de la universidad o que viven muy muy lejos de sus hijos... pero eso no quiere decir que los quieran menos.
Sé que muchas veces me pongo un poco demasiado borde, que debería hacer más caso y que más de una vez te he maldecido por lo bajo, pero no sé que hubiera sido de mí sin ti, sin esas noches llenas de cuentos de amores imposibles, de las tardes por el centro venga comprarme vestidos sin motivo, y sobre y por encima de todo... no sé que hubiera sido de mí sin tus lentejas/arma arrojadiza.
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