Aquella canción de amaral...

Mañana, como todos los viernes, quedaremos. Harry Potter, ¿a quién no le gusta esa película? Y, después de todo, tengo que celebrar mi cumpleaños. Parecen tan alterados, no lo entiendo, ¿tan importante les resulta comprar el regalo adecuado? Puede que no se den cuenta, pero sólo con ponerle tanto corazón y tanto ímpetu es suficiente para mí, no quiero nada más, me encanta verlos así, escabulléndose de mí para organizar quién va a comprar qué, y aportando tantas ideas, y lo peor es que pretenden comprarlo todo, todo me va a encantar, todo voy a querer tirarlo a los dos segundos, todo va a ser tan perfecto, y lo malo es que tendrán razón, todo va a ser perfecto. Soy mala, me enfado con ellos, y sin embargo me perdonan una y otra vez cuando no deberían hacerlo. Aún no entiendo dónde he podido encontrar unos amigos tan geniales como ellos, y sobre todo cómo son capaces de soportarme.

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