No es nada fácil aprender a vivir
En un principio tenía pensado dejar las sorpresas para septiembre, o incluso que lo descubriérais vosotros mismos pero no es justo que unos lo sepan y otros no, así que al menos para los que leen el blog que se enteren de una vez de la verdad y todo lo que ello pueda acarrearme en lo que a su amistad se refiere.
De todas formas, ¿no lo sabéis ya?¿Tan complicado es?
Sólo decir que lo siento, sobre todo por ciertas personas que pusieron y para mi sorpresa siguen poniendo todo su empeño en que cambie mi decisión (sí, esa que me tuvo una tarde diciendo "sí... no, espera, no sé... no, bueno, no sé..."), pero realmente da igual, por dios, sigo viviendo en Triana, sigo estando al lado del Altozano, sigo teniendo una terraza a la que estaréis invitados de por vida. No toméis como referencia lo demás, soy diferente y lo sabéis. Entonces, ¿qué más queréis? Nada va a cambiar porque no estemos en la misma clase, porque no tengamos que aguantar juntos a los gritos de Josefina o a la relativa tranquilidad de la de lengua. Os daré todo mi apoyo psicológico, y los viernes nos veremos, y los sábados y cualquier día que os salga del alma. Sí, haré nuevos amigos, eso es inevitable, pero siempre os los puedo presentar (sí, Laura, seguro que hay alguno que sea guapo y a ése le hablaré maravillas de ti) y ampliar amistades, que nunca viene mal.
¿Ya, convencidos? Tranquilidad en las masas, el mundo no se va a ir a la mierda porque no estemos juntos seis horas y media diarias. El tiempo que se pasa junto a alguien no es proporcional al cariño que se le tiene, es más, creo incluso que puede ser un poco al revés, y eso es bueno digáis lo que digáis.
De todas formas, ¿no lo sabéis ya?¿Tan complicado es?
Sólo decir que lo siento, sobre todo por ciertas personas que pusieron y para mi sorpresa siguen poniendo todo su empeño en que cambie mi decisión (sí, esa que me tuvo una tarde diciendo "sí... no, espera, no sé... no, bueno, no sé..."), pero realmente da igual, por dios, sigo viviendo en Triana, sigo estando al lado del Altozano, sigo teniendo una terraza a la que estaréis invitados de por vida. No toméis como referencia lo demás, soy diferente y lo sabéis. Entonces, ¿qué más queréis? Nada va a cambiar porque no estemos en la misma clase, porque no tengamos que aguantar juntos a los gritos de Josefina o a la relativa tranquilidad de la de lengua. Os daré todo mi apoyo psicológico, y los viernes nos veremos, y los sábados y cualquier día que os salga del alma. Sí, haré nuevos amigos, eso es inevitable, pero siempre os los puedo presentar (sí, Laura, seguro que hay alguno que sea guapo y a ése le hablaré maravillas de ti) y ampliar amistades, que nunca viene mal.
¿Ya, convencidos? Tranquilidad en las masas, el mundo no se va a ir a la mierda porque no estemos juntos seis horas y media diarias. El tiempo que se pasa junto a alguien no es proporcional al cariño que se le tiene, es más, creo incluso que puede ser un poco al revés, y eso es bueno digáis lo que digáis.
Comentarios
Amiga Maga, cierto es que "El tiempo que se pasa junto a alguien no es proporcional al cariño que se le tiene". Las amistades, las ausencias y presencias, los cruces de caminos nos acompañan irremediable y afortunadamente. Mejor preocuparse por la calidad de esos momentos copartidos que por la cantidad de tiempo invertido en ellos; eso sí, cuantos más, mejor.