Inicios y no inicios

Un mes.

El mes más intenso de mi vida.

Hemos empezado el curso. He aprobado derecho. Hemos dado pocas clases. Hemos quedado. Hemos ido a la playa, a comer, a beber, a merendar... y de mientras todo pasaba, yo me preguntaba cómo demonios lo había hecho para estar ahí. Cuál es el dios que se ha compadecido de mí y ha decidido que entre tanta pena me merecía ser feliz gracias a ellos.

Pero aquello no podía durar. Nunca pude confiarme. Y, una vez más, me di de bruces contra el suelo y fui consciente de que lo había estropeado todo. De nuevo.

Así que, un día más, me encuentro en un limbo de sentimientos intentando descubrir qué puedo hacer para que no me pase esto otra vez, y la única respuesta con sentido que encuentro es que deje de ser yo.

Está complicada la cosa.

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