Mira a Winnie the Pooh, sigo ahí

Conocía cada poro de su piel, cada milímetros cuadrado de ella. Cada lunar, cada pelo, cada parte. Me gustaba besarle, y que me dijera "si chupas pollas igual que orejas tienes el cielo ganado" entre suspiros. Me sentía importante, útil, tenía la sensación de que podía hacer disfrutar a alguien, cosa de la que nunca había sido capaz. Me gustaba que te apropiaras de ciertas partes de mi cuerpo, mientras otras se las entregabas a personas ajenas, cuando en el fondo toda yo era tuya. Me gustaba que intentaras meterme mano mientras hacíamos la cuchara, y yo reía y te decía que pararas, ese era un momento demasiado romántico como para que lo estropeara algo tan sutil. Me gustaba que planearas nuestra vida juntos, y que yo te negara una y otra vez ciertos aspectos de ella. Me gustaba que nos escondiéramos en el aula de música y no dejarte tocar el piano en los ensayos, sólo para llamar tu atención. Me gustaban nuestros besos de despedida, y todos los que hubo a escondidas, sólo eran nuestros, para nosotros.
Me dijiste que si hubiera dicho algunas cosas antes de irte, te habrías quedado. Sé que no, te habrías ido aunque te suplicara que te quedaras a mi lado para siempre, cosa que nunca me permití hacer, porque te quería y sabía que era lo mejor para ti. Y es por eso por lo que estoy escribiendo esto, por todo lo que no dije por ti, por todo lo que me callé para que eligieras lo correcto, lo siento, pero es lo mejor, te lo prometo, y yo siempre cumplo mis promesas.

Comentarios