Malditas canciones

Todo se reduce a eso, melodías y letras, algunas veces con significado; otras, no tanto. ¿Por qué hacen tanto daño entonces?¿Por qué duelen cada vez que las escuchamos?¿Por qué dan ganas de llorar el recordarlas?¿Por qué somos tan estúpidos que nos torturamos atribuyendo a momentos concretos una canción, quizás la que escuchabas de fondo, quizás la que te hizo enamorarte de esa persona, quizás la que hizo que cambiara algo en la relación? Sólo sirve para recordarlo luego y llorar, llorar hasta deshidratarnos, hasta tal punto que no te queda ni alma que llorar.

Una vez me prometí que olvidaría cuando una canción no me recordara a una persona, pero si fuera cierto, nunca podría olvidar. Ya es algo que va a estar ahí para siempre, cada vez que escuche esa maldita canción te recordaré en la boca de incendios junto a mí, recordaré ese mensaje que te mandé al día siguiente del concierto y recordaré lo mucho que significaste para mí.

Aprendida la lección, la segunda vez decidí no escuchar la "canción especial", esa que tocaste de casualidad y que poco a poco fue convirtiéndose en la canción comodín. Te dije "tócala otra vez" y no fue otra vez, fueron muchas más. Ahora la tengo en el móvil y no soy capaz de terminarla sin sentir que mi estómago se está comiendo a sí mismo.

¿Y contigo, será igual? Pues claro que lo será, acabaré repudiando a los Beatles más de lo que ya de por sí los repudio, no volveré a escuchar una canción suya en mi vida y cada vez que vea una foto con esas cuatro cabezas con el pelo a lo Justin Bieber tendré ganas de morirme. Aunque eso pasará después de tirarme meses escuchando dos canciones suyas, cuando vuelva a ser persona. Pero tranquilidad, todo a su tiempo, no me corre ninguna prisa...

Comentarios