Cuéntame algo, necesito no pensar

Quién iba a pensar que, cuatro meses después, volvería a llorar por ti. Por lo que me supone admitir que ya no eres el mismo y que nunca lo volverás a ser. El chico del que estaba enamorada se fue, y sin embargo se sigue pareciendo mucho a ti, con lo cual me crea un caos mental difícilmente superable, y como consecuencia termino llorando encima de Laura B. en zapata, con todo el mundo medio (o enteramente) borracho, sin saber porqué. Me dijeron que aún estabas allí y me entró el pánico, ¿qué se debe hacer en una situación así? El caso es que no estabas, te habías ido para coger el autobús, y yo sentada al lado de Blanche medio muerta de asco porque no tenía ni idea de si quería verte o no.
No pude evitarlo, Antonio me dijo que ya no volverías a ser el de siempre y que tenía dos opciones: o pasar página o adaptarme a tu nueva forma de ser. La cosa es que ninguna era válida, ya que ni siquiera sé si en algún remoto rincón de tu cerebro sigues queriéndome. Ciertamente cada vez veo más claro ese NO escrito en tu bonita cara que no veo desde hace sopotocientas semanas. ¿Y que hice? No pude aguantar más, todo me dolía, todo me daba vueltas, quería irme de allí, pero no podía dejar sola a Sarah, así que me resigné a intentar no ser escuchada mientras las lágrimas me comían poco a poco hasta terminar cayendo en el hombro de Laura. Y después, nada, solo oscura y triste soledad, porque tengo la certeza de que nunca jamás podré olvidarte del todo, con lo cual mi vida amorosa será un completo desastre.
Además, no vienes a Paddock, y yo me había comprado unos tacones de treinta euros sólo para intentar... hablar contigo sin que el corazón me vaya a mil por hora.

Comentarios