A mi querido psicólogo

Yo creo sinceramente que deberías volver. No por mí, por supuesto, es que aquí la gente en general te echa de menos.
¿A quién pretendo engañar?, me encantaría que volvieras y pudiéramos volver a irnos a casa por la calle Evangelista naranjazo arriba, naranjazo abajo. Volver a pedirte dinero y que me dijeras que ibas a escupirme en la mano como volviera a pedirte (y por supuesto, no me invitabas ¬¬). Volver a verte sonreir y que me alegraras el día, porque nunca te he visto triste ni creo que te vaya a ver. Volver a preguntarte sobre los temas más macabros y extraños que existen, y que aun así fueras capaz de sacar algo de ello y me dijeras que es lo correcto. Sé que Yago me matará por esto, pero eras como el hermano mayor que nunca tuve (vale, vale, segundo hermano mayor). Eras el único que me escuchaba, al menos a principios de curso, siempre supe que serías mi mejor amigo, quizás por eso de que empezamos a llevarnos bien antes de que estuvieras en nuestra clase, jugando en el comedor a hacer el idiota inventándonos mensajes secretos en los azulejos del colegio y diciendo "¿Jacinto Canivell? Eso significa que la clave está en Jacinto" y le poníamos servilletas mojadas a ese azulejo que sobresalía con la esperanza de conseguir sacarlo. Noooo... nosotros que íbamos a ser subnormales. El caso es que cada vez parece más que todo eso es pasado, se acabó, incluida la esperanza de que vuelvas, lo cual es muy muy cruel por tu parte, y muy de niña chica por la mía por llegar a creer que aún podías volver a estar a mi lado en una clase.

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