El perro del hortelano

(Al final los libros de lengua sí que sirven para algo).
Diana ni come ni deja comer. No quiere casarse ni deja que los demás se casen. ¿Soy así, una tía egoísta que sólo piensa en sí misma? Cada vez estoy más convencida de ello. Pero no lo hago con mala itención, de verdad. Simplemente no sabía lo que quería, y aun hoy tampoco lo tengo muy claro. Me arrepiento de todo esto, pero no puedo hacer nada por cambiar el pasado, y en realidad el futuro tampoco.
No soy como el perro del hortelano. Soy peor.

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