Nos consume el consumo

Nos pasamos las tardes planeando que vamos a hacer de mayores. Ir a una universidad en Italia juntos, tener una casa grande no marginada sin jardín pero con muchas plantas (por favor, quiero un invernadero), un salón gigante con un equipo de música todavía más grande y una televisión de 147 pulgadas, un cuarto para nosotros, con una cama blandita y un ropero interminable, un salón con cine y sillones reclinables para poder sentarnos el uno encima del otro, una cocina inmensa, con cacharros de lo más extravagantes e inútiles y una biblioteca llena de libros por todas partes y un ordenador de última generación para cada uno con mil y pico de gigabytes de música en ellos, un perro chico para él y un lirón para mí. Ah, y por supuesto, un cuarto para el/la hijo/a que tengamos (pero sólo uno/a). Ni de coña nos casaremos, ni de coña tendremos más hijos y ni de coña nos iremos a una urbanización marginada. Yo tengo muy claro que quiero montar un restaurante de alta cocina y quitarle el récord al tipo ese que es la persona más joven que consigue un premio michelín o algo así. Él no sabe lo que quiere hacer, y dice que siempre podría ayudarme... me encantaría en realidad, pero no sé, sería demasiado tiempo juntos creo yo.
De todas formas, es algo bastante improbable, milagro será que duremos un mes más, aunque en realidad no estamos saliendo, es una cosa un poco rara...

Comentarios