Miguel

Mi Miguel. Mío y sólo mío. Ese chaval al que le he contado y le contaré absolutamente todo antes que a nadie, al que tuve que besar por culpa suya y que últimamente está más raro que una vaca verde con los cuernos amarillos.
Yo no tengo hermanos, tengo a Miguel, una persona a la que tienes que querer porque sí, porque te sale de la patata, sino lo estamparía contra la pared. Pero es genial. Dice que Antonio lo ha sustituido. Es distinto. Él ha sustituido a Jesús, no a Miguel. Miguel es insustituible. Tiene que serlo, un sustituto no puede ser el padrino de mi futuro/a hijo/a al que le pondré su nombre si es chico.
Es importante en todo y más.

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