Sigues siendo un niño perdido

Te haré otra entrada, como el año pasado, como se la hice a él, pero esta vez no te diré que la he escrito, no mencionaré nada en la felicitación de mierda que escriba en tu tablón, no creo que mereciera la pena.
Y es que otra vez estoy aquí, sin saber de ti, con el pendrive desde hace más de un año deseando devolvértelo, a cambio de una prueba, claro. No me cansaré de decir cuán extraño me resulta todo esto, el cambio, las amistades olvidadas, tengo la sensación de que todo ha sido una mentira, que nunca fue verdad, que lo que sentíamos no era real. Jamás olvidaré aquella tarde en la pista de patinaje. Ni ese sábado intentando asesinarte en el láser game. Te echo de menos. Os echo de menos a todos, aunque sea una estupidez decirlo a estas alturas, pues sé que vosotros habéis hecho vuestra vida al igual que yo, pero no me necesitáis para nada, y yo sí. Sobre todo a ti, que eras el único que me escuchaba cuando nadie quería hacerlo, el que me comprendía, el que sabía cómo me sentía en todo momento, por ello, por aguantarme, gracias de todo corazón, y espero de verdad que seas muy feliz, y que de vez en cuando te acuerdes de mí, por los viejos tiempos.
Ah, felicidades.

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