Se acabó

Ya está, finito. Lo cierto es que el llorar durante media hora ayuda en estos momentos. Vuelvo a usar yo la taza de Winnie the Pooh, vuelvo a tirarme en el futón sola a pensar en todo y en nada, vuelvo a mi vida de antes. No, de antes no, una mejor.
Sé feliz con tus putas que yo seré feliz con mis cosas (y por cosas me refiero a mis amigos, por supuesto). ¿Que si te quiero? Muchísimo, más de lo que nunca haya querido a nadie, pero cariño, tú antes que yo, eso nunca.
No hablaremos más, seremos invisibles el uno para el otro, genial, después de todo es lo que estabas deseando, ¿no? Pero lo cierto es que lo que más me duele es esa última entrada. Me da la sensación de que nunca he sido nada en tu vida, de que nunca he tenido importancia para ti. Pero sé que no es verdad, que sí he tenido importancia, pero tanta soberbia te impide reconocerlo, y por tanto lo único que sabes hacer es dañar a las personas. Dañar a quien intenta ayudarte, así jamás serás feliz. O puede que sí, pero será una mentira, una falsa, una cruel visión de la realidad.
Después de todo ni siquiera te guardo rencor, y tengo muchos motivos para hacerlo, que tú te haces mucho la víctima pero la que ha salido más perjudicada he sido yo. Hasta ahora.

Y que te quede bien clara una cosa, aquí no he sido yo la que ha salido perdiendo de todo esto, sino tú.

Para acabar, una canción alegre que dice algo muy triste.

Comentarios