Cosas, y más cosas

Qué se le va a hacer... soy una exigente, la psicología inversa personificada.
Digo que no hay ganas, pero tarde o temprano termino aceptando, porque desde el principio estaba deseando la cosa en cuestión.
Te tienes que ir, pero al final vas alargando el tiempo que queda mientras yo te digo adiós con desgana, como si no me importara, cuando en realidad pido por favor que te quedes conmigo, que me hables, que no me ignores.
En resumen, cuando digo que no es que sí y cuando digo que sí es que no.

Aunque no tenga nada que ver, lo digo ya de paso. Aquel silencio sepulcral que se alza justo antes de irte es la única forma que tengo de decirte que te quiero, porque rara vez lo escribiré.

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