¿Para qué?

Es extraña la manera que tiene el cerebro de funcionar. Por ejemplo, ayer estaba yo toda feliz porque le había dado por conectarse, y cuando se fue tenía ganas de matarlo. Simplemente, no le quería, cuando hablamos por el ordenador deja de gustarme, puede que porque él no demuestra en absoluto que me quiere, no tiene el menor interés en charlar, en cuanto le pregunto algo intenta terminar con el tema lo más rápido posible, y no me habla, a no ser que sea para dejarme claro que tiene piscina, lo cual pillé a la primera. ¿Y a mí qué me importa que tenga piscina? Ya sé que yo nunca tendré una, y que lo máximo que podré hacer será remojarme con la manguera pero eso no significa que tenga que echarme en cara que él se lo esté pasando mejor que yo aunque tenga que levantarse antes.
Es que, sinceramente, me da igual lo que le pase, con tal de saber que sigue vivo soy feliz, pero no es lo único que puedo preguntar en una conversación decente:
-Hola, cariño, ¿sigues vivo?
-Por ahora sí, gracias por preguntar.
No queda bien, se mire por donde se mire. Intento interesarme por su vida, por sus aficiones, aunque me importen un carajo y medio, pero pasa completamente de mí, en plan exagerado, y ya para qué decir que él no se interesa por lo que me pase a mí...
No sé, creo que debería parar ya toda esta idiotez, no sirve de nada estar así, ni podemos vernos, casi ni podemos hablar, y cuando hablamos, no hablamos, así es difícil, y yo paso de estar dándole mi vida a cambio de nada.

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