Ya no se puede decir nada

¡Viva la falta de libertad de expresión!
Es decir, digo algo bueno, nadie hace un sólo comentario; digo algo "malo", venga preguntas y más preguntas. Pues lo cierto es, que cambio mucho de opinión, eso nadie puede negármelo, y ahora mismo, en este preciso instante, me encantaría ser una chica normal con sus amigos, a los que les caigo bien, nos llevamos todos genial y todo ese rollo. La cruda realidad es que hay tres chicos algo curiosos:
-Paco: ¿alguien me explica qué demonios le pasa a Paco? Porque sinceramente, no entiendo que de repente me hable tan normal y a los cinco minutos se ponga borde no, lo siguiente.
-Miguel: ay, Miguel, si supiera cómo hacer que todo volviera a ser como antes, eso de no tener a un tío al que poder contarle mis penas me está traumatizando.
-Antonio: cariño, el centro de todo. Simplemente voy a responderte a lo que has dicho, simplemente no quiero poner de mi parte para que me perdones porque no tienes que perdonarme por nada, pues no he hecho nada (y sueñas si crees que me voy a disculpar por ser como soy). Ale ayer tenía razón, estabas más borde de lo normal, y últimamente parece que es tu única forma de ser, cuando los dos sabemos que no es cierto. No voy a pedirte que me "perdones", ni que me hables, ni que notes mi presencia, eso es algo que sólo tú puedes hacer si quieres, no porque yo te lo pida (además de que soy una cabezota y jamás te pediría perdón si no supiera que tengo completamente la culpa), no puedes basar tus amistades en lo que los demás hagan por ganárselas, sino por cuánto las necesitas tú.
Dicho esto, sólo quiero preguntar una cosa... ¿realmente os merece la pena?

Comentarios