No se te ocurra volver a llamarme golfa

Pues perdóname, soy así, no pienso cambiar, y si realmente eso es lo que piensas de mí, no merece la pena que intentemos siquiera una puta enésima oportunidad, estoy harta, sobre todo de que insultes a mis amigos porque, sí, son mis amigos, perdiste tu oportunidad de conocerlos, ¿y yo qué quieres que le haga?, no haber jugado tan mal tus cartas.
No soy una golfa, ni una puta, ni una furcia ni nada parecido, estoy harta de que me digas cosas de esas, ¿sabes cómo se llama lo que haces? Maltrato, maltrato psicológico, y si tú no eres capaz de cambiar, cambiaré yo las cosas porque estoy harta de ti y lo peor es que sigo queriéndote con toda mi alma, sigo amándote hasta la saciedad, pero ya no hay más que hacer, ya no me merece la pena seguir llorando por las tardes con tal de pasar un par de horas agradables a tu lado, el resto es todo dolor, y esto no lo creo, sé que no es bueno, así que no vuelvas a decirme ni una sola palabra, no te atrevas a ponerme la mano encima, no me cuestiones lo que hago porque sólo yo soy la dueña de mi cuerpo y de mis actos y por tanto puedo hacer lo que me parezca más oportuno, y ahora mismo lo que más oportuno me parece es hablar contigo y decirte todo esto a la cara para quedarme más a gusto todavía, pero como te has ido todo indignado te lo digo aquí, para que todo el mundo pueda saber lo que nos pasa, para que sepan porqué lloro en las clases de sociales, vete a la mierda. Tú y tu maldita soberbia.

Comentarios