El pescado baila el ritmo sincopado del mercado

A veces miro el Darth Vader cabezón que está a mi lado y me preguntó porqué tiene la cabeza torcida (todo esto después de haberme pasado cinco minutos con la cabeza doblada mirándolo atentamente). Lo cojo, le doy la vuelta, me siento como una cirujana y le miro dentro. Tiene el muelle torcido. Pobre. A algunas personas les pasa lo mismo. Mucha cabeza y como consecuencia el muelle se les dobla, y claro, así están de mal (y que conste que yo soy una de ellas) pero se les tiene que querer igual, porque sino, no los conoceríamos lo suficiente como para saber que tienen el muelle doblado y entonces no tendríamos porqué quererles pero si sabemos eso de ellos, significa que ha habido un proceso sociocultural hasta llegar a ese determinado momento en que lo descubres, y te sorprendes porque te da igual, no importa lo muy doblado que tenga el muelle, o incluso que lo tenga salido y la cabeza esté dando botes haciendo de pasto para las palomas, pues lo demás importa más que un simple muelle y una cabeza torcida.

Conclusión: qué mal está la economía, el ibex 35 y todas esas cosas chungas.

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